sábado, 7 de noviembre de 2009

Una extraña

Cuatro años en centésimas de segundo ante mis ojos, ver como una parte de mí se va para no volver, lejos, allí donde los hombres se llenan la boca de palabras vacías y los niños llevan uniforme, en el gran manantial donde beben los dioses, y tú sigues ahí con paraguas, protegiéndote del sol, y yo fantaseo con un duelo imposible en el que me bastaría una sola mirada, pero no, para qué. Abrázame como si fuera ahora la primera vez. ¿Dónde quedan las pequeñas sorpresas que siempre llevaba conmigo? ¿Y dónde las fantasías, dónde mi deseo, y qué le ha sucedido a mi sonrisa, y por qué me reía con tantas ganas de cosas que no tenían gracia ninguna? De repente mi mundo se vuelve extraño, y ella me acaricia la cara y me pregunta si estoy cansado, quiero decirle porque estoy aquí y no en cualquier otra parte, porque no lo dejo todo y me voy de viaje si eso es lo que quiero, pero no tengo ganas de explicarle que las cosas no son tan sencillas, ni siquiera puedo decirle que acostarme con ella sería un error, aún no, pienso, la luz se apaga, si es que la luz puede apagarse, una mujer jugando a vivir la vida me pide que la bese y la beso y entonces apareces tú y no te reconozco. Pienso en lo bueno que está por llegar...

No hay comentarios: