lunes, 16 de noviembre de 2009

Markus y el Falsificador



Falsificador: Cuando estabas matando a ese tipo, te estabas matando a ti mismo.

Markus: No digas tonterías. Aquí me tienes, estoy vivo.

F: A eso le llamas tú estar vivo, mírate.

M: ¿Y tú? ¿Qué me dices de ti?

F: ¿Has venido hasta aquí para hablar de mí? Porque si es así ya puedes dar media vuelta y largarte.

M: No, perdona. Sólo quiero cruzar ese maldito muro, nada más

F: Eso te va a costar dinero.

M: Lo tengo, tengo un montón de dinero.

F: Bien, escúchame, entonces, lo primero que debes hacer es aceptar que no vas a recuperar tu antigua identidad.

M: ¿Cómo?

F: Nunca volverás a ser Moshe Veit, tienes que asumirlo.

M: No lo comprendes, necesito recuperar ese nombre… ¡Maldita sea, soy yo!

F: No, ya no eres tú.

M: (…)

F: Vendí tu identidad.

M: ¿Qué?

F: La vendí.

M: ¿Vendiste mi nombre?

F: ¿Tu nombre? Explícame que significa eso de tu nombre.

M: Nací con él, me pertenece.

F: No me hagas reír, Markus.

M: Soy Moshe Veit, lo puedo demostrar.

F: ¿Ah sí? Me puedes explicar cómo diablos lo vas a demostrar.

M: No lo sé, pero nadie puede desaparecer así como así.

F: No desapareciste, de hecho, existes, pero no eres tú, quiero decir, no en tu cuerpo, existes en el de otro.

M: ¡¿Cómo?!

F: Lo que te quiero decir es que ya existe un Moshe Veit, ya existe un tipo con tu nombre, tu pasado y tu identidad. Sólo puede haber un Moshe Veit en el mundo y definitivamente ese no eres tú.

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