viernes, 11 de diciembre de 2009

Markus, el ángel.

Markus se convirtió en un ángel cuando se dio cuenta de que todo era posible. Hasta entonces se había pasado la vida intentando sobrevivir, sobreviviendo un poco por encima de su realidad, escondiéndose de las cosas que le hacían daño, del amor y la verdad, almacenando misterios para luego esquivarlos, inventando un pasado a su medida que le condujera por un camino sin baches ni agujeros, dispuesto para no detenerse jamás. Lo que Markus estaba haciendo en realidad era construir una vida imposible, una vida que no estaba viviendo, gracias a la cual aún no se había vuelto loco, ese había sido el verdadero dilema del viejo, cómo vivir sin estar vivo, cómo eludir la traición y cómo hacerlo sin perder la cabeza.
Encontré a Markus no muy lejos de mi casa, al otro lado del Mercadona, acurrucado bajo una casa de cartón. Hacía tiempo que vivía allí y no se acordaba muy bien por qué. Para matar el tiempo, paseaba por la ciudad. Cada día el viejo descubría un lugar nuevo, la belleza del mundo le tenía deslumbrado, no quería dejar de caminar. Cuando se cansaba se sentaba en los parques y se dedicaba a escuchar las conversaciones de la gente, entonces se daba cuenta de lo solos que estaban y la tristeza se apoderaba de él. Con el corazón roto volvía de nuevo a su casa de cartón e intentaba acordarse por qué había llegado hasta allí y pensaba en la gente que había querido. Todos buscamos a alguien, el viejo se buscaba a si mismo y me encontró a mí. Por eso ahora vive conmigo, por eso estoy escribiendo todo esto.

No hay comentarios: