martes, 27 de enero de 2009

Kurt Herrmann; la carta.


En el mes de febrero del 2007 el primer ministro Villepin, ante la presión mediática, tuvo que acceder a las demandas de los Hijos de Don Quijote. Ese mismo día Kurt Herrmann envío una carta a Jerome, Jean y Ricardo, unos antiguos amigos, decía así:
A menudo pienso en vosotros. No lo hago desde el rencor. Crecí en un barrio pobre al sur de Dresden y de pequeño aprendí a valerme por mí mismo. Aquello no tenía nada que ver con la individualidad y el “do it yourself” de los americanos. Aprendí sobretodo a compartir, a ayudar y ser ayudado, aprendí a sentir la gratificación del que da sin pedir nada a cambio. Y eso fue lo que me convirtió en lo que soy hoy. Desde entonces no he dejado de luchar por mis ideas, que no son más que apéndices de la realidad que me ha tocado vivir. Os escribo para compartir con vosotros el éxito de esta lucha que ha sido los Hijos de Don Quijote.
Me gustaría concluir esta carta con una historia que me ha acompañado siempre. Mi padre me la contó cuando cumplí ocho años y yo se la conté a mi hija a esa misma edad. Es una historia muy antigua pero no hay ni un solo día que deje de ser vigente. Podría ser la historia de todos nosotros y si así fuera, no hay duda, que cambiaríamos el mundo, dice así: En la primavera de 1920, un impresor anarquista llamado Andrea Salcedo fue arrestado en Nueva York por agentes del FBI en el piso décimo cuarto del edificio Park Row, sin que se le permitiera ponerse en contacto con su familia, amigos ni abogados. Más tarde encontraron su cuerpo aplastado en la acera del edificio y el FBI dijo que se había suicidado saltando por la ventana. Dos amigos de Salcedo que acababan de enterarse de la muerte de su amigo empezaron a llevar armas. Les arrestaron en un tranvía de Brockton, Massachussets, y fueron acusados de un atraco a mano armada y de un asesinato que había tenido lugar en una fábrica de zapatos dos semanas atrás. Estos amigos se llamaban Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Les llevaron a juicio, fueron declarados culpables y pasaron siete años en prisión mientras continuaban las apelaciones, al tiempo que por todo el país y por todo el mundo la gente se interesaba en su caso. En agosto de 1927, y mientras en las calles la policía disolvía manifestaciones y piquetes con arrestos y palizas y las tropas rodeaban la cárcel, fueron electrocutados.
El último mensaje de Sacco a su hijo Dante, escrito en ese inglés que tanto le había costado aprender, fue un mensaje para millones de personas en los años venideros, decía así: “ Así que, hijo mío, en lugar de llorar sé fuerte para que puedas consolar a tu madre…llévala de paseo por el campo tranquilo, recogiendo flores silvestres…pero recuerda siempre, Dante, cuando estés feliz, no uses toda tu felicidad sólo para ti. Ayuda al perseguido y a la víctima pues son tus mejores amigos…en esta lucha de la vida, encontrarás más. Ama y serás amado”
Bueno, amigos, espero que la carta tenga el efecto deseado.
Atentamente, Kurt, Hijo de Don Quijote.

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