martes, 27 de enero de 2009

El hombre mutante (II)

La mañana del 12 de Agosto de 1984 una mujer menuda con aspecto frágil desobedece las órdenes de su sistema nervioso y se abandona a la voluntad. Se llama Gabrielle Andersen-Scheiss y corre su primera maratón. Millones de personas, desde Yakarta a San Miguel Potosí, se amontonan frente a sus televisores para dar un respiro a sus vidas. Gabrielle Andersen-Scheiss entra tambaleándose en el Olimpic Stadium de Los Ángeles, mostrándole al mundo que todo aquel que cae puede levantarse. Mientras todo eso sucede mi hermano me suelta tres collejas y manda apagar la televisión, pero yo ya no escucho, no existo, soy insensible, mi vida se reduce a una mujer que corre y yo mismo, Gabrielle Andersen-Scheiss la primera chica que me salvó la vida.
Al día siguiente le pido a Padre que compre unas zapatillas y le aseguro que a partir de ese momento mi vida dará un vuelco, lo quiera o no. Sin embargo lo único que consigo es otro par de collejas y un humillante "deja de engañarte, Miguel".
Mi vida sucede mientras pienso en mujeres en bikini. Acabo la Secundaria por compansión y entro en la Universidad con exceso de testosterona, allí me apunto a un club de rol y hago el amor con doce mujeres, al cabo de cuatro años me graduo y lanzo ese horrible gorro por los aires, una semana más tarde encuentro trabajo y conozco una chica que dice te quiero como quien dice buenos días y a pesar de eso me caso con ella y tengo dos hijos. Luego me doy un respiro y me siento a esperar a que sucede algo pero no sucede nada.
No me queda más remedio que vender mi deportivo. Mi mujer y mis hijos se van a Disneyworld . Soy feliz. No, miento. Soy infeliz.

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