martes, 20 de abril de 2010

Creer en el mundo es lo que más nos falta

Yaniv escuchaba la misma canción una y otra vez para matarla, no lo hacía para resolver el problema que escondía, ni siquiera le gustaba, quería desparramarla sobre la mesa y eliminar una a una las astillas que tenía clavadas en sus manos. Seguiría sangrando y seguiría escuchándola una y otra vez hasta que el mundo dejase de existir, pero el mundo seguía existiendo.

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