Estoy experimentando la seducción con los ángeles. Y no por ello voy a dejar de percutir mi cuerpo contra la arena, esta arena cubierta de trapos y botellas que me lame la suela de los pies. En mi primera noche la anciana me habló en inglés: «Estarás bien».
Me senté al borde de un lecho iluminado por el crepúsculo, escuchando a través de la pared un catalán arcaico.
Había venido a la isla para inhalar el tiempo absoluto. Los visionarios me soplaban en la cara un olor obsceno.
viernes, 23 de julio de 2010
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