Érase una vez, no hace mucho, mucho tiempo, un tipo se calzó unas botas y salió a correr. Ese tipo soy yo y esta es mi historia.
Recuerdo la primera vez que vi un tren. Recuerdo haberle pedido al abuelo que me llevara a ver un tren, por favor, abue, llévame a ver un tren, nunca imaginé que el tren fuera esa cosa tan larga, abue, yo quiero tren, decía, y el abue me miraba como perdonándome la vida, yo quiero tren, volvía a decir, y el abuelo seguía mirándome impasible, y yo seguía y seguía con el quiero tren, y el abue se sacó un moneda de la oreja y me dijo que lo guardara por si las moscas, siempre por si las moscas. Y luego me agarró la mano y echamos a correr.
El día que el abue se murió decidí conseguirme una novia. Pero las chicas no supieron apreciar mi jersey azul de cuello alto y tuve que conformarme con la colección de dinosaurios y mi tortuga tuerta. Lo digo porque el abue era muy importante para mí y tuve que correr mucho y cansarme mucho para olvidarme de todo.
*Foto de amigo Carlos Weiss (www.kineticform.com)
viernes, 23 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Archivo
-
►
2010
(64)
- ► septiembre (1)
-
▼
2009
(96)
-
▼
enero
(26)
- El otro Kurt
- Sánchez
- El juego
- El pez sol
- Kurt Macevicius
- La historia de M
- Burt Munro
- Esteban y la promesa
- Educació (I)
- El hombre mutante (III)
- Valentina (I)
- El hombre mutante (II)
- Kurt Herrmann; la carta.
- El hombre mutante (I)
- Recursos Humanos (I)
- Amor
- Miguel Montenegro (III)
- El día A
- Pasquale (I)
- Asfalto (I)
- Jacob Gravosky
- Los Debbs
- Miguel Montenegro (II)
- Ángela y Roberto
- El Gordo
- Elseñorcanoestáenrenteria
-
▼
enero
(26)
No hay comentarios:
Publicar un comentario